Marisol Valles, por encima de la ley

noviembre 15, 2010

 

En buena parte del mundo se conoce la historia de Marisol Valles García. Muchos medios han hablado ya de su valor (o de su ‘inconsciencia’) pero hay algo que pocos han dicho. Su nombramiento como Jefa de Policía de Praxedis Guerrero fue contra la ley.
Para dirigir una Policía Municipal no bastan la valentía o las buenas intenciones. El artículo 61, fracción primera, del Código Municipal para el Estado de Chihuahua estipula que para ser funcionario municipal se deben acreditar 21 años de edad y Marisol sólo tiene 20.

Veinte años, esposa, madre de un bebé y a punto de graduarse. ¿Valiente o inconsciente?

Al Congreso estatal, el hecho de que la Comandancia tenga una cabeza visible parece importarle más que la propia ley. Diez días después de que Marisol tomó posesión, los legisladores locales decidieron apoyar a la joven estudiante de criminología y hacerse ‘de la vista gorda’ ante  su “gran valentía. Marisol, dijeron, “ha asumido el cargo con determinación y firmeza”.
Sin embargo, la ‘firmeza’ que ha sorprendido al mundo se hace fragilidad cuando se tiene a Marisol de frente. En sus maneras, discurso y hasta en su imagen se le notan los escasos 20 años. Viste jeans entubados, camiseta de rayas blancas y rosas, tennis con agujetas magenta y una sudadera gris con capucha.
Después de una noche particularmente violenta en Caseta, el poblado vecino, se le hace esta pregunta.
—Marisol, ¿cuáles son los riesgos de que suceda algo similar aquí? ¿Tienen miedo? —y la respuesta la da en un tono mecánico, con un dejo de timidez. Igual que hacen las niñas cuando aprenden de memoria una lección escolar
—Miedo siempre ha habido. El riesgo lo tenemos todos hasta en nuestra casa misma. No podemos saber dónde va a terminar nuestra vida, podría ser hasta en nuestra —dice explicándose con las manos, que ‘viste’ con uñas de acrílico con las puntas en de rosa y morado. Está claro que ante el boom mediático, a Marisol le han enseñado a ‘salir del paso’. Cada pregunta relacionada con el crimen organizado la salva diciendo que el asunto no es de su competencia. “Cualquier otra pregunta sobre el tema, pueden hacerla a la Sedena”, zanja con el mismo tono de antes.
Pero cuando se le pregunta cómo lleva ser la estrella del pueblo, la comandante —casada hace un año y con un bebé de ocho meses— se relaja.
“Sí ha sido difícil. He tenido que hacer trabajo, atender a los medios, la escuela, la casa”, comenta un poco menos a la defensiva.

"Yo no debo estar afuera", dijo Marisol. La imagen fue captada cuando una reportera española le pidió unas tomas al exterior para su nota de televisión.

 
‘Estoy aquí porque me gusta’
En la comandancia de Praxedis G. Guerrero —un lugar pequeño, de pintura descascarada y hoyos de impactos de bala— hay un ‘pintarrón’ con la leyenda “Detenidos por la Policía Municipal”; pero ahí sólo hay eso. No hay una sola cara. Ni una foto de algún criminal detenido en el pueblo. Marisol insiste en que esa no es la función de su corporación, que espera llegar a 18 elementos. El mismo argumento ofrece cuando se le pregunta si se considera blanco del narco.
“Yo no estoy haciendo nada malo. Solamente estoy haciendo mi trabajo”. Como si a sus antecesores no los hubieran matado por lo mismo.
A sólo un mes de terminar la carrera de Criminología, la jefa de Policía está consciente de que hay peligro
“En la carrera que yo estudié lo hay. Siempre lo he considerado. En la profesión que yo elegí se corren riesgos y siempre he estado consciente”.
La historia de cómo llegó Marisol al puesto tiene un poco de cuento. En la administración pasada fue secretaria, y al conformarse la actual, mandó una solicitud de empleo con la esperanza de recuperar el puesto. Sin embargo, el Alcalde José Luis Guerrero le ofreció algo más grande y más complejo. Tanto, que el Presidente Municipal le pidió que organizara una comida en casa, con su esposo y sus padres, para explicarles las funciones del puesto y el programa de principios y valores.
“Estoy aquí porque me gustó el proyecto. Esta es la oportunidad que yo quería para hacer algo diferente”, cuenta, pero incluso su visión de ‘diferente’ se queda corta para lo que necesita el Valle de Juárez. “Quiero ver al municipio con más convivios, más bailes, más ferias. Un municipio más familiar”. Mientras tanto, afuera, Praxedis y el Valle siguen viviendo entre las balas.

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